Si es la primera vez que escuchas esta palabra, puede que te suene un poco abstracta, pero nada más lejos de la realidad, es un concepto más aterrizado de lo que pueda parecer. Es útil y aplicable.
Lee el post hasta el final y te explicaré qué es la metacognición y cómo puedes utilizarla para mejorar la forma en la que estudias y aprendes.
Descubramos qué es la metacognición y cómo usarla para estudiar mejor.
Qué es la metacognición.
Empecemos por definirla ¿qué es la metacognición?
Atendiendo a su etimología, la palabra está formada por el prefijo «meta-» (que significa «más allá» o «sobre») y «cognición» (que se refiere a los procesos de pensamiento y conocimiento).
Y eso ya nos da una clara pista de qué se trata.
En pocas palabras, la metacognición se trata de ser consciente de cómo piensas, es decir, de cómo funciona tu propio pensamiento, de qué procesos sigue, de conocer tus propias capacidades de aprendizaje y de cómo las usas para aprender.
Esto implica una reflexión atenta y consciente sobre el proceso que sigues para adquirir conocimientos y una evaluación de tus estrategias y habilidades de aprendizaje.
Y bien, aunque a simple vista pueda parecer un tanto innecesario saber esto, o al menos, el saber cómo denominarlo, lo cierto es que se trata de algo realmente útil.
Porque el fin de la metacognición no es la mera consciencia del funcionamiento de tu mente, pensamiento y procesos y estrategias de aprendizaje, sino que te permite ir un paso más allá.
Conocer esto te permite detectar fallas, errores y áreas de mejora. De manera que, haciendo un buen uso de esta habilidad, podrás mejorar la forma en la que estudias y así mejorar la calidad de tu aprendizaje.
Entonces, traduzcamos este término a algo más tangible.
A una serie de pasos que puedes seguir para mejorar la forma en que estudias y aprendes.
Cómo usar la metacognición para aprender mejor.
1. Autoevaluación.
El primer paso es hacer una autoevaluación, que, antes de empezar a estudiar una materia, te permitirá ser consciente de qué sabes ya, y qué no sabes todavía.
Tener consciencia de cuál es tu nivel de conocimiento o ignorancia es siempre un buen punto de partida.
Además, en este primer paso, también debes de conocer cuál es tu estilo de aprendizaje.
Posiblemente tengas más facilidad para aprender información a través de una vía o de otra, mediante una estrategia u otra o en un formato u otro distinto. A esto me refiero.
Tal vez tienes una buena memoria visual, o quizá te quedas mejor con lo que escuchas.
Sabiendo esto puedes tratar de incluir en tu forma de estudio, estrategias de aprendizaje que incluyan estímulos o formatos acordes a tu estilo de aprendizaje.
2. Elección de las técnicas o métodos de estudio.
Del mismo modo, las técnicas de estudio tales como esquemas o resúmenes, o los métodos de estudio, entendiendo estos últimos como un sistema que incluye diferentes técnicas y pasos a seguir; pueden ser más adecuados para estudiar algunas asignaturas, pero no tanto para estudiar otras.
Entonces, de entre todos los métodos de estudio que conoces y de todas las técnicas de estudio que conoces, no te cases solo con una o unas pocas, sino que es mejor que, en función de cada asignatura, decidas utilizar las que consideras más efectivas en ese caso.
Por ejemplo, hacer resúmenes no es precisamente útil para aprender a resolver integrales o derivadas, así que usarlos cuando las estudies será inútil.
En cambio, comprender qué estás haciendo al derivar o al integrar, conocer cuál es su aplicación en el mundo real y practicar a resolver este tipo de operaciones, será una forma mucho más efectiva de aprender.
Visto desde la perspectiva metacognitiva, estás siendo consciente de tu forma de aprender y de la naturaleza de cada asignatura, y por eso, en cada caso, puedes elegir entre el elenco de herramientas de aprendizaje de qué dispones, en vez de simplemente estudiar tal y como lo harías en cualquier otra situación, sin pensar en ello.
3. Análisis y evaluación del aprendizaje.
Después de haber estudiado cada asignatura siguiendo un sistema o estrategia adaptado a ti y a cada una de ellas, tienes que pararte a analizar los resultados y a reflexionar al respecto.
- ¿Cuánto has aprendido?
- ¿Cuánto has tardado?
- ¿Lo entiendes realmente bien?
- ¿Ha dado mejor resultado que otras veces usando otros métodos?
Mediante este análisis podrás comprobar si realmente la forma elegida para estudiar fue efectiva o no. Y podrás identificar qué puntos fuertes tiene y qué puntos flacos tiene.
Si fue efectiva, vas por el buen camino, y, tal vez baste con seguir así, o quizá puedas ir incorporando pequeños cambios para lograr algunas mejoras.
Si no fue efectiva, es señal de que debes cambiarla. Prueba otros métodos, otras técnicas, incorpora algo o elimina algo.
Este proceso de análisis te permitirá aplicar lo aprendido a tu forma de estudiar la próxima vez que tengas que estudiar información semejante.
Conclusión: qué es la metacognición y cómo usar la para mejorar tu aprendizaje y estudiar mejor.
En esto consiste la metacognición.
En no limitarte a estudiar sin más, de cualquier manera.
Sino en hacerlo de forma estratégica, con sentido, teniendo un por qué para hacer o no hacer un paso.
En analizar tu forma de estudiar y aplicar mejoras, siempre, para conseguir un aprendizaje más completo y mejores resultados.
Puedes seguir leyendo estos post si quieres seguir aprendiendo cómo mejorar tu aprendizaje y la forma en que estudias, o puedes ver los vídeos de esta lista de reproducción en im canal de YouTube.
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