¿Por qué no estudiar el día antes del examen?

¿Para qué empezar hoy si tengo tiempo de sobra? Ya empiezo mañana.

El problema es cuando mañana haces lo mismo, pasado mañana también, la próxima semana igual y así, van pasando los días y las semanas hasta que te encuentras en el día antes del examen.

Lo has dejado todo par el final y ahora te toca estudiar el último día. Ahora ya no tienes tiempo de sobra, más bien, no te llega. Y ya no encuentras otra solución más que darte un atracón de estudio y a ver si salvas la situación.

Y es que, si hay una pandemia muy extendida en el mundo, o al menos, en España, es la costumbre de dejarlo todo para el último minuto.

Pero, como con prácticamente todo en la vida, en los estudios, no es buena idea hacerlo.

Hoy te voy a contar por qué no debes dejarlo todo para el último día, salvo que quieras suspender, que te explote la cabeza, o ambas cosas.

Por qué es malo dejarlo todo para el final y pegarte un atracón al estudiar el día antes del examen.

El primer problema de estudiar solo el último día, es que te vas a olvidar de buena parte de lo que estudies.

Si en clase haces lo mínimo o menos, si no has estudiado nada de nada y no tienes ni idea sobre la materia, te has metido en un buen lío.

Atendiendo a la curva del olvido, de Ebbinghaus, podemos comprobar que un día después del primer estudio, tu cerebro habrá olvidado aproximadamente el 50% de la información.

Vamos, que el resultado de haberte pasado el día antes del examen estudiando hasta echar humo por las orejas, es recordar solamente la mitad de lo que estudiaste.

Entonces, o tienes la suerte de que la mayor parte de las preguntas del examen se refieren a la parte que sí recuerdas, o vas a sudar la gota gorda para para rascar un aprobado.

Siguiendo con la curva del olvido, lo que quiera que estudies, lo vas a olvidar si no le das uso o no lo repasas.

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Y por eso mismo, mejor que estudiar todo de una sentada el día antes de un examen y no volver a tocar la materia nunca más, es empezar a estudiar con un buen margen de tiempo, y darle unos cuantos repasos para fijar la información con más garantías de ser recordada.

Tras cada repaso recordarás más información y mejor. Así que, cuando llegues al examen, no tendrás que temer por encontrarte con todo lo que no recuerdas.

Si ya conoces bastante sobre el tema o ya tienes una base sólida, no te afectará tanto este problema, pero igualmente, no es lo ideal si quieres obtener los mejores resultados.

El segundo problema es el agotamiento a consecuencia de un atracón de estudio.

Es inevitable. Salvo que se trate de una materia con tan poco contenido que puedas estudiarlo todo sin esfuerzo y en muy poco tiempo… Pero eso no suele pasar, por lo menos, sí ya saliste de la escuela preescolar o de primaria.

En estudios superiores o en oposiciones, encontrarte con materias muy extensas es el pan de cada día y tratar de prepararlo todo en una sola jornada es una hazaña heroica y arriesgada.

Además de que los humanos tendemos a sobreestimar la cantidad de tiempo del que disponemos, sea como sea, el día siempre te rinde menos de lo que esperabas.

Y la consecuencia inmediata de dejarlo todo por estudiar el día antes del examen, es tirar de la noche. Al final, no solo te pasas la mañana y la tarde empachándote de información, sin salir a respirar aire fresco ni un minuto, sino que también ocupas buena parte de la noche, y terminas por dormir muy poco.

En consecuencia, al día siguiente el mundo te pesa más que nunca, tienes menos energía que una planta marchitada y el examen, al igual que todo, si estás cansado/a, no te va a salir igual de bien.

Y además de esto, tienes que contar todos los inconvenientes que supone el enfrentarse aun examen sin haber dormido bien.

En este vídeo puedes ver todas las consecuencias que dormir poco y mal puede tener sobre tu estudio.

Conclusión, entre el cansancio y olvidarte de la mitad de lo que estudias, tus probabilidades de obtener un buen resultado e incluso de aprobar estudiando el último día, se reducen bastante.

El tercer problema es el estado mental y el estrés.

Y, por si fuera poco, para seguir reduciendo tus probabilidades de superar el examen si solo estudias el último día, el factor mental también quiere jugar sus cartas en esta partida.

Cuando te quieres meter en la cabeza tantos datos que te salen por las orejas y los poros; ves que se pasan las horas y que es más lo que te queda por estudiar que lo estudiado; ves que el que te rodeen tantos cafés como hojas de apuntes no te espabila tanto como querrías y cuando ves que por cada tema que pasas, crees haber olvidado el anterior, entonces, crees que lo tienes todo fuera de control, empiezas a notar saturación y es muy fácil que te estreses.

Y el problema es que un estado de estrés demasiado elevado no es precisamente bueno para el aprendizaje.

En consecuencia, te encontrarás con más dificultad para concentrarte, te cansarás antes, te pueden venir dolores, ansiedad, mal humor, inestabilidad emocional y seguramente, termines perdiendo la motivación.

Ese estado de estrés, con casi total seguridad, se prolongará hasta el día siguiente y tendrás que combatirlo para que no te arruine el examen.

Por eso, es mejor que dividas cada materia en varias sesiones de estudio y prepares la información por partes más pequeñas. Es más fácil y menos estresante.

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En conclusión, el estado de estrés y nerviosismo te lo complica todo, el cansancio reduce tu rendimiento y el haberte expuesto a tanta información en tan poco tiempo y haber olvidado la mitad de ella, te puede llevar a confundirte fácilmente, a perder la concentración, a quedarte en blanco y dispara la posibilidad de cometer errores en el examen.

Así que, ya sabes, a partir de ahora, no vuelvas a dejarlo todo para el final y estudiar el último día, antes del examen. Empieza con tiempo, repasa y haz varias sesiones de estudio pequeñas en vez de una sola y excesiva.

Un buen estudiante además de no estudiar solo el último día, también debe tener en cuenta muchas otras cosas. Aprende aquí las más importantes:

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